lunes, 14 de abril de 2014

Lilith

Primera mujer de Adán, según las tradiciones cabalísticas. De ningún modo, pues, surgió de la costilla masculina sino que fue creada igualmente de la tierra y la sangre, por lo que desde el primer momento rechazó someterse al dominio viril. "¿Por qué he de acostarme debajo ti? Yo también fui hecha de barro y sangre, por consiguiente somos iguales". La pareja se deshizo tras haber engendrado una abundante prole y su descendencia fue demoníaca.
Lilith además mantuvo después relaciones con diversos seres diabólicos que ella misma había engendrado, naciendo así a través del tiempo las estirpes más oscuras que conocio la Tierra.
Adán, recuperado del trauma con una segunda mujer, Eva, que era la perfecta antítesis de la anterior, omitió por completo el pasado obscuro que vivió junto a su primera mujer.
Desde entonces Lilith, la indómita Lilith, por carecer de la maldición divina de la muerte, es la encarnación de la inmortal figura diabólica femenina de las tradiciones judaicas, una exacta contrapartida de la Virgen María, denominada "el Demonio del Viernes" en la cábala.

Seductora y hechicera, pérfida y llena de sabiduría, habitando para siempre en las ruinas desoladas (con la única compañía de cuervos, chacales, serpientes y sobre todo búhos, su animal sagrado), se atribuye a Lilith la práctica sistemática del infanticidio como origen de un rito ancestral. Igualmente, simboliza la lujuria femenina insaciable y sin ánimo de reproducción, la mujer que toma la iniciativa en la seducción con el único fin del placer, despreciando la pasividad erótica que la mentalidad judeocristiana asigna a las personas de su sexo.

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