lunes, 14 de abril de 2014

El pago de Urano

Urano era el Señor de los Titanes, hijo y a la par esposo de Gea, la Madre de Vida.
Se dice que Gea, creada a partir del Caos, concebió a Urano por si sola; aunque otras leyendas afirman que, al ser Urano un Titán Primordial que encarna el Cielo y el Cosmos, también surgió directamente de Caos.
Urano y Gea concibieron multitud de hijos, pero Urano los mantenía presos dentro del vientre de ésta, impidiendo su nacimiento. El gran sufrimiento que esto provocaba a la Titánide fue lo que la impulsó a urdir su venganza.
Talló una hoz de pedernal y pidió ayuda a sus hijos, retenidos en su interior. Solo Cronos, el menor, tuvo el arrojo suficiente para ayudarla y, mientras Urano yacía con Gea, tomó la hoz y castró al Titán, lanzando sus genitales lejos de él.
De la sangre que salpicó a Gea nacieron los Gigantes, las Erinias y las Melias; mientras que de la espuma que los genitales generaron, surgió Afrodita.
Tras ello, Urano vaticinó que los Titanes tendrían un castigo justo por su crimen. Después se retiró a los cielos y no se le volvió a ver por la superficie de la Tierra.
Otra leyenda dice que Urano envió al Tártaro a sus primeros hijos, los Cíclopes y los Hecatónquiros, para que no vieran la luz. Esto enfureció a Gea, que pidió a sus vástagos los Titanes que le ayudasen a derrocar a su padre.
Solo Cronos acudió a su llamada y, tomando la hoz que le entregó su madre, tendió una emboscada a su padre cuando éste se fue a reunir con Gea, castrándole.
De la sangre que salpicó la tierra nacerían los Gigantes, las Erinias y las Melias; mientras que, de los genitales que Cronos lanzó al mar, surgiría una espuma que traería a Afrodita al mundo.
Tras retirarse Urano, los Titanes liberaron a Cíclopes y Hecatónquiros para que ayudaran a Cronos a mantener su reinado sobre toda la creación.

Sin embargo, el Señor del Cosmos ya lo había vaticinado, el final de los Titanes sería un castigo justo por lo que habían hecho.
Y así sería. 


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