domingo, 13 de abril de 2014

Umiko

Hace muchísimo tiempo, vivía en el mar una sirena que envidiaba la luz que emanaba de una ciudad del Japón por la noche, debido a que sus habitantes usaban velas y antorchas que eran visibles desde la costa. Por eso, años después, cuando la sirena tuvo descendencia, decidió abandonarla en la ciudad, para que su hija tuviese la luz que ella tanto amaba.
La recién nacida fue encontrada por un matrimonio que se dedicaba a la fabricación de velas, y se alegraron enormemente de adoptar a una criatura tan maravillosa y extraordinaria, con aquella hermosa cola de pez. La llamaron Umiko, que significa "hija del mar".
La sirena creció y se convirtió en la más bella de la ciudad, de modo que por temor, sus padres decidieron esconderla de las malas miradas, y Umiko se encargó de fabricar las velas en el taller., en lugar de salir a venderlas.
Sus velas eran hermosas, todas decoradas con flores y animales del fondo del mar, eran las que mejor se vendían y se hicieron conocidas en toda la región. Tanta fama adquirieron que un día, un rico mercader ofreció tantísimo a cambio de la muchacha, que sus padres se la entregaron.
Umiko lloró y suplicó a sus padres, pero aún así, no hubo clemencia para la joven sirena, y fue conducida al barco del mercader.
Cuando el barco estaba a punto de zarpar, una terrible y repentina tempestad hundió el barco y destrozó la ciudad.
Nada se volvió a saber de la sirena ni el mercader, pero cuentan, que tiempo después, con la ciudad reconstruidas, algunos podían ver a una mujer en el mar, observando las luces de las velas.
A día de hoy, los pescadores siguen encendiendo velas para aplacar la ira de Umiko y pedir calma en las aguas. 

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