lunes, 14 de abril de 2014

Tsukimi

Hablemos del Tsukimi, pues, tradición china que llegó a japón hará unos 1500 años, que consiste en mirar la luna el primer día de otoño en la cual el astro se encuentre en su mayor amplitud, aunque esto no se remite solo a un día, pudiendo llegar a ser hasta 3.
La mitología china nos cuenta que esos días se pueden ver conejos correteando y saltando por la Luna.
Al igual que gracias a China llegó a Japón esta costumbre o leyenda, antes de llegar a China nació en el seno de la mitología hindú.
Según la leyenda Buddha en una de sus muchas reencarnaciones fue un conejo cuyo círculo de amigos eran un mono, una zorra y una nutria. Un día, Buddha propuso que todos los días de luna llena buscarían comida para dársela a la gente hambrienta, así que el primer día que el astro se dejó mostrar en todo su esplendor el mono trajo plátanos en abundancia, la zorra un pequeño cervatilo y la nutria una canasta llena de pescado. Buddha no pudo traer nada porque lo único que comía era hierba y su alimento no entraba en la costumbre alimentaria de los humanos, así que se dio cuenta del gran problema en el que se había metido. Por lo que ni corto ni perezoso decidió que ofrecería su carne como comida.


Comunicó su decisión al Rey del Cielo y cuando llegó el momento el monarca creó una inmensa hoguera y Buddha de un salto se adentró en ella. Pero el fuego que había creado el rey no estaba caliente, así que, como el pequeño conejo no se quemó, el profeta comenzó a quejarse del fuego preparado por el monarca, a lo que este respondió: “Lo importante es que tuviste buena voluntad y fuiste sincero cumpliendo tu promesa de dar tu propia carne como comida. Tu buena voluntad y tu proeza no serán olvidados”. A continuación, el “Rey del cielo” dibujó un enorme conejo en la superficie de la Luna que recordaría a todas las futuras generaciones la proeza y la buena voluntad del Buddha-Conejo.


La leyenda cambia un poco dependiendo de la situación geográfica: en China se cree que en la Luna hay un conejo creando el elixir de la inmortalidad. En Japón se cree que lo que hace el conejo, en vez de crear el elixir de la inmortalidad, es amasar mochi (Dulce de arroz) con un mazo. Este proceso de amasar el mochi se dice en japonés “mochitsuki” (餅つき) que casualmente coincide con la pronunciación en japonés de la palabra “Luna llena” (mochitsuki 望月).

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