lunes, 14 de abril de 2014

Hermafrodito

Afrodita en unos de sus tantos amoríos tuvo con Hermes un vástago, al que en honor de los padres, llamaron Hermafrodito. Pero Afrodita, sintiéndose culpable del adulterio, dejó al recién nacido en manos de las ninfas del monte Ida, con quienes se crió.
El joven Hermafrodito creció convirtiéndose en un joven de extraordinaria belleza, nada raro, siendo hijo de quien era. Un buen día, decidió recorrer Grecia, y yendo de camino a Caria, debido en parte al calor, y en parte al cansancio, se dispuso a bañarse en un lago cercano.
En este lago vivía una náyade, de nombre Salmacis, que al ver el hermoso cuerpo desnudo de Hermafrodito, cayó presa del deseo y la pasión hacia el muchacho. La náyade se acercó, coqueta y desnuda, a seducir al muchacho, más de este solo recibió rechazo. Salmacis, insistente, le siguió allá a donde iba, y cuando le vio entretenido, en una fuente cercana, se abrazó a él con fuerza, arrastrándolo al agua. Hermafrodito intentaba zafarse en vano, y mientras forcejeaban, la náyade desesperada, clamó a los dioses diciendo "!Te debates en vano, hombre cruel!, !Dioses, haced que nada pueda separarlo de mi, ni a mi de él!" Los dioses atendieron a su súplica y los fundieron a los dos en un solo ser, de doble sexo.
Hermafrodito suplicó a sus padres, furioso, que todo aquél que se bañase en aquel lago, corriese su misma suerte, y perdiese su virilidad al instante. De ese modo todo el que en sus aguas se bañase, acabaría con un sexo doble.Tal y como los dioses con él hicieron. 

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