Él
era un niño cuando la conoció. Pero era capaz de recordarla como si
la estuviera viendo. Ella tenía una preciosa melena de cobre,
rizada,
suave, sedosa, los ojos grandes, azules, con pestañas rizadas, la
nariz pequeña, preciosas pecas, los labios carnosos, la piel dorada
que brillaba al sol y era capaz de alumbrar hasta el día mas oscuro
¿Quién
le asegura que realmente no la estaba viendo? ¿Quién
separa la locura de la cordura?
Él la tenía delante, aunque no podía verla, pero jamás dejaría de hacerlo, la sentía, sentía su presencia, su calor, su cariño.
En ese momento rompió a llorar, quería volver a verla, a su amiga de la infancia, a esa persona que nunca olvidará.
De repente nota una caricia y escucha un susurro al oído, palabras que a él le resultaban familiares, palabras que se manifestaban en forma de escalofrío buscando su espina dorsal para trepar.
Esa caricia...esa voz...él estaba seguro, era ella, notó hasta su olor, pero...¿Cómo puede ser?
Él la tenía delante, aunque no podía verla, pero jamás dejaría de hacerlo, la sentía, sentía su presencia, su calor, su cariño.
En ese momento rompió a llorar, quería volver a verla, a su amiga de la infancia, a esa persona que nunca olvidará.
De repente nota una caricia y escucha un susurro al oído, palabras que a él le resultaban familiares, palabras que se manifestaban en forma de escalofrío buscando su espina dorsal para trepar.
Esa caricia...esa voz...él estaba seguro, era ella, notó hasta su olor, pero...¿Cómo puede ser?
Alguien llama al teléfono.
-Si, ¿dígame?
-Hola hijo, soy yo, tu madre.
-Mamá, dime.
-Verás, ¿Te acuerdas de esa amiga que hiciste cuando solo eras un crío? Natalia se llamaba.
-Em....si...la recuerdo, ¿Qué pasa?
-Su familia está en la ciudad, he quedado con ellos y acabo de terminar de comer con sus padres.
-Oh, mamá, pero ¡ESO ES GENIAL! ¡¿Y PODRÉ VERLA?!
-No hijo, me han informado sus padres que ella tuvo un trágico accidente de coche hace unos meses, y de camino al hospital solo preguntaba por ti, y llegó en coma, de eso hace un mes, ha muerto esta misma mañana.
-Vale mamá, tengo que colgar.
-Lo siento hijo.
Se queda pensativo, mira ese libro que siempre fue su preferido titulado "Después de la muerte" y ojea su capítulo preferido, ese en el que hablan de los espíritus que se iban sin haber terminado todo en la tierra.
Se oye un suave "te quiero" y él nota algo en la mejilla, lo más parecido a un beso.
¿Cuánto dura el amor?
¿Es eterno?
Preguntádselo a él, aunque si no sabéis comunicaros con los muertos, no podréis hacerlo.
La presión le pudo y se suicidó.
Ahora podrá estar con ella por el resto de la eternidad.
Si oís a media noche una pareja riendo, pensad en esta historia, pueden ser ellos o puede ser cosa de vuestras mentes enfermas.
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