Dicen que todas las grandes casas irlandesas, tienen una banshee viviendo
en sus bosques. Esta, protege a la familia y a sus campos, ayuda al cultivo y a
prosperidad. Pero se dice también que solo se las ve aparecer cuando un
familiar va a morir, principalmente el cabeza de familia. Es entonces cuando la
Banshee entona un triste lamento, y se la oye llorar en todo el castillo.
Se cuenta que en una de estas familias, todos los hombres estaban de caza,
los invitados del castillo decidieron irse a dormir. Serían casi las tres de la
mañana, cuando el ruido del viento despertó a la condesa del castillo. Las
ramas chocaban contra las ventanas y el cielo tronaba. La condesa se asomó a
uno de los ventanales y pudo ver a una doncella, que la observaba fijamente. Su
piel era pálida, y sus ojos estaban rojos de llorar. Un vestido blanco le
cubría el cuerpo y el viento agitaba su negro cabello. Apenas parecía una
doncella, pero su rostro asustado parecía mostrarla descompuesta, y rota por el
dolor. Quizás solo eran los rayos de luna que desfiguraban su cara.
La condesa, presa del pánico, salió a buscar ayuda por los pasillos. Abajo
en la entrada, llamaban a la puerta con fuerza. Cuatro hombres traían el cuerpo
sin vida del señor del castillo, que había desaparecido en algún momento de la
cacería, y habían hallado muerto, junto a un árbol. Durante unos instantes,
todos los habitantes callaron, y pudieron oír el triste llanto de la Banshee.
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