Se
conoce a Atenea por ser diosa de la guerra y la sabiduría griega.
Mas algo que muchos desconocen es que además era diosa de la
artesanía y esto le costó a Aracne un gran precio.
Aracne era hija de un tintorero, que era conocido por todos por teñir la lana con púrpura de Tiro. Fue aquí donde Aracne empezó a darse a conocer y donde se volvió una virtuosa del tejido y el bordado.
Tantas eran las alabanzas que recibía que se le acabaron subiendo a la cabeza y comenzó a alardear de ser más habilidosa que la misma Atenea. Esta aunque soberbia como todas las diosas, era compresiva y decidió darle a Aracne la oportunidad de redimirse de su osadía.
Así pues, Atenea se presentó en el puesto de Aracne, disfrazada de anciana. Con esta forma, la anciana le advirtió que no tentase a los dioses, y procurase no ofenderlos. La tejedora se burló y retó a quien quisiese a demostrar que era mejor que ella. Atenea, furiosa se quitó el disfraz y aceptó el reto.
Aracne era hija de un tintorero, que era conocido por todos por teñir la lana con púrpura de Tiro. Fue aquí donde Aracne empezó a darse a conocer y donde se volvió una virtuosa del tejido y el bordado.
Tantas eran las alabanzas que recibía que se le acabaron subiendo a la cabeza y comenzó a alardear de ser más habilidosa que la misma Atenea. Esta aunque soberbia como todas las diosas, era compresiva y decidió darle a Aracne la oportunidad de redimirse de su osadía.
Así pues, Atenea se presentó en el puesto de Aracne, disfrazada de anciana. Con esta forma, la anciana le advirtió que no tentase a los dioses, y procurase no ofenderlos. La tejedora se burló y retó a quien quisiese a demostrar que era mejor que ella. Atenea, furiosa se quitó el disfraz y aceptó el reto.
Atenea
tejió la escena de su victoria sobre Poseidón, que inspiró a los
ciudadanos de Atenas para bautizar la ciudad en su honor. Según el
relato latino de Ovidio, el tapiz de Aracne representaba veintidós
episodios de infidelidades de los dioses disfrazados de animales:
Zeus siendo infiel a Hera con Leda, con Europa, con Dánae y con
otras.
Atenea
tuvo que admitir que la obra de Aracne era perfecta, pero se enfadó
muchísimo por la irrespetuosa elección del motivo. Perdiendo los
estribos, la diosa destruyó el tapíz y el telar de Aracne
golpeándolos con su lanzadera, y también golpeó en la cabeza a la
joven. Aracne, que advirtió su insensatez y embargada por la
vergüenza, huyó y se ahorcó.
En
el relato de Ovidio, Atenea se apiada de Aracne y la rescata. Con
jugo de acónito aflojó la soga que se convirtió en telaraña, y
para castigarla por su atrevimiento hacia los dioses, la transformó
en araña.
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