Alocer
es uno de los Grandes Duques del Infierno, poseyendo por tanto un
inmenso poder y una gran sabiduría.
Induce a la gente a disfrutar de los placeres de la vida y a caer en la inmoralidad.
Es un amante del arte y, en sus venidas a la Tierra, ha catapultado a poco talentosos artistas hasta alcanzar el mayor de los prestigios.
Induce a la gente a disfrutar de los placeres de la vida y a caer en la inmoralidad.
Es un amante del arte y, en sus venidas a la Tierra, ha catapultado a poco talentosos artistas hasta alcanzar el mayor de los prestigios.
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Alocer compartió con él todo su conocimiento, más del que nunca había mostrado a nadie, logrando que aprendiera de memoria cada movimiento de las alas de un pajaro, que retuviera en su memoria cada ley por la que se regían las fuerzas en el planeta. Después lo llevó junto a un precipicio y le instó a saltar aplicando todo lo que había aprendido.
Firmemente convencido por su saber, el erudito corrió hacia el borde y saltó mientras agitaba los brazos con gráciles movimientos. Su espectacular salto le hizo pensar que había logrado su propósito y soltó un grito de triunfo, que se tornó en aterrado aullido cuando comenzó a caer irremediablemente hasta el fondo plagado de rocas.
Antes de desaparecer en las profundidades, el erudito miró en la dirección en la que se encontraba Alocer, pero allí tan solo pudo ver la imagen de sí mismo corriendo en dirección al borde del precipicio, dispuesto a saltar.
Murió pensando que había caído víctima de la locura y que, quizás, podría haber evitado su propia muerte.
Alocer
es descrito en los textos como un caballero con rostro de león,
grande y rudo, con voz profunda y grave y una mirada tan ardiente
como una hoguera.
Cabalga un enorme caballo con patas de dragón que, las lenguas dicen, es el corcel más veloz que jamás ha existido.
Cabalga un enorme caballo con patas de dragón que, las lenguas dicen, es el corcel más veloz que jamás ha existido.
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